"Tengo un hermoso recuerdo de los días de matanza. Recuerdo que en casa de la abuela nos reuníamos toda la familia e incluso los vecinos más allegados. Recuerdo los preparativos a toda carrera que ya daban comienzo el día anterior. Guardo en la memoria las sonrisas nerviosas y como cada uno tenía asumido el papel que iba a realizar.
Mi padre era el matarife, él al igual que su padre y el padre de su padre; llamémoslo tradición familiar. Los niños nunca podíamos estar presentes en el momento más complicado, pero sé que mi madre se colocaba estratégicamente en el lugar en el que caería la sangre para poder recogerla y prepararla antes de que se estropeara.
Después olía a quemado y sonaba el agua de una manguera que limpiaba los restos de cenizas. Veía a mi abuela, mis tías y mi madre correr con las tripas camino al río, era fundamental "desentrenzarlas" (Desenredarlas) antes de que enfriaran. A partir de aquí todo era trabajo, colocar y guardar hasta que llegaba la noche.
Alrededor de la mesa nos sentábamos todos, la abuela siempre preparaba las mejores partes de la matanza para agradecer la ayuda de los vecinos y familiares. Pero lo mejor...lo mejor llegaba al final. Recuerdo su aroma, su sabor y su color como si fuera ayer mismo, ese momento en el que la abuela ponía ante nosotros las filloas de sangre que con tanto mimo había hecho."
Ingredientes:
¡¡HASTA LA FILLOA QUE VIENE!!
(Recuerdo de nuestra compañera)
Elaboración:
No penséis que aquí termina nuestra pasión por las filloas, este mes, el día 22 tenemos otra cita con los amantes de las filloas, en el próximo blog os daremos más información.
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